
El vino tinto joven es una joya para el paladar cuando se combina con lo mejor de la cocina navarra. Su carácter afrutado, su viveza y su ligereza lo convierten en el acompañante ideal para una buena sesión de tapas. No necesita largas crianzas ni barricas para destacar: su frescura es su mayor virtud, y eso se nota especialmente cuando se marida con productos auténticos de la tierra.
Un clásico que nunca falla es el chorizo a la sidra, que potencia las notas especiadas del vino. También encaja a la perfección con unos pimientos del piquillo rellenos, cuyo dulzor contrasta con la acidez ligera del tinto joven. ¿Prefieres algo más contundente? Prueba con alcachofas con jamón, una tapa típica que resalta aún más los matices vegetales del vino. Y para los amantes del queso, el Roncal o el Idiazábal curado ofrecen una armonía deliciosa en boca.
Estas combinaciones no solo hacen brillar al vino, sino que invitan a disfrutarlo de forma informal, en buena compañía y sin complicaciones. Son maridajes pensados para compartir, para disfrutar sin prisas y para celebrar lo cotidiano.
Porque en Navarra, el vino y las tapas no se entienden por separado: forman parte de una misma cultura gastronómica. Y en cada copa, en cada bocado, se esconde una historia que merece ser contada… y saboreada.
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